lunes, 3 de noviembre de 2008

DISCREPANCIAS CULTURALES PARTE 1: EL ASCENSOR


El turista siempre regresa a casa con un idílico lienzo de Ámsterdam en la maleta. Esa estampa anacrónica donde el Siglo XVII comparte desenfadada mesa y mantel con las luces de neón y los modernos tranvías. Una perfecta escenografía de la que el turista disfruta y que el viajero padece. Porque tras las fachadas en ladrillo caravista, los hastiales abuhardillados y las balaustradas inclinadas a tu paso hay vida. Sí, señores, hay vida. Y en este caso, la mía.
¡Pongámosle imagen al reverso de la postal! ¡Rasguemos el telón y miremos al otro lado de las bambalinas! Y es que si de cara a la galería conciliar el Ámsterdam de Rembrandt con el Mundo de Google parece cosa hecha, a ver quién es el héroe que consigue encajar un ascensor en esas casas con un hueco de escalera que llega al medio metro en un amago de optimismo rallante en la idiocia.

Ya sé cuál es el comentario facilón que se os viene rápidamente a la lengua: “¿pero no es eso parte del encanto?”; a lo que yo contestaré: “sí, pero siempre y cuando no se tenga un bulldog cabezón, paticorto y obeso”.

Un drama, señores… ¡Qué digo un drama! ¡Una tragedia griega!

Dos veces al día debo armarme de cojones -2 en mi caso- y ardor –guerrero y óptimo para el caso- y cargar con esa masa pilosa y adiposa escaleras abajo y escaleras arriba.

Si buscáis en la Enciclopedia Larousse “riñones hechos fosfatina”, encontraréis mi foto.

Si buscáis en la Enciclopedia Larousse “hernia discal”, encontrareis mi foto.

Si buscáis en la Enciclopedia Larousse “Olivia, te amo, pero en el momento te descuides te ahogo en un canal”, encontraréis mi foto.

Y es que, hermanos y hermanas, si le dais la vuelta a la tarjeta del campo de tulipanes con molino de viento al fondo me encontraréis a mí, entre estertores, con una bulldog soldada al esternón escalando una cima de peldaños de madera.

4 comentarios:

Alex Barbarroja dijo...

Pues espera a tener que cargar por las mismas escaleras con Paco Mod que está más gordo y tiene menos cuello que tu perra.

A dijo...

¿Y acaso no era eso lo anhelado? ¿Huir hacia adelante de la vida cómoda (¡que digo cómoda!, ¡de lujo!) que una pequeña ciudad del Mediterráneo os ofrecía? ¿Comenzar tú, tu esposa y vuestro bulldog un peregrinaje por ese ancho mundo como una alucinógena Sagrada Familia?... Pues dos tazas.

Dani Llabrés dijo...

Para el Sr. Alex Barbarroja: pero al menos no está en celo y lleva una compresa súper con alas en su tanga negro... ¿o sí?

Dani Llabrés dijo...

Para Max: bien sabes, hermano, que todo esto lo estoy haciendo por vosotros y si tengo que perecer en la cruz por vuestros pecados, sea.